Últimas palabras de David (Sal 101)
231Oráculo de David,
hijo de Jesé,
oráculo del hombre enaltecido,
ungido del Dios de Jacob,
favorito
de los cantores de Israel.
2El espíritu del Señor
habla por mí,
su palabra está en mi lengua.
3Me dijo el Dios de Jacob,
me habló la Roca de Israel:
"El que gobierna a los hombres
con justicia,
el que gobierna
respetando a Dios,
4es como la luz del alba
al salir el sol,
mañana sin nubes
tras la lluvia,
que hace brillar
la hierba del suelo".
5Mi casa está firme junto a Dios,
que me dio un pacto eterno,
bien formulado y mantenido.
¡Él hará prosperar
mis deseos de salvación!
6Pero los malvados
serán como cardos,
que se tiran y nadie recoge;
7nadie se acerca a ellos
sino con el hierro
y leño de la lanza
y con fuego que los abrase>>.
8Nombres de los campeones de David: Isbaal, el jaquemonita, primero de la terna, que blandió el hacha y mató a ochocientos en una sola acometida. 9Segundo, Eleazar, hijo de Didías, el ajojita. Estuvo con David en Fesdamín, cuando los filisteos se concentraron allí para el combate; 10los israelitas se retiraban, pero él estuvo matando filisteos hasta que se le rindió el brazo y la mano se le pegó a la espada. El Señor dio a Israel aquel día una gran victoria; detrás de él el ejército se volvió para saquear. 11Tercero, Samá, hijo de Ajé, el ararita. Los filisteos se concentraron en Lejí*, donde había una tierra toda sembrada de lentejas; el ejército huyó ante los filisteos, 12pero Samá se plantó en medio de la tierra y la recuperó, mató a los filisteos, y el Señor concedió una gran victoria*. 17bEstas fueron las hazañas de los tres campeones.
13Tres de los treinta fueron a David, al comienzo de la siega, al refugio de Adulán, cuando una banda de filisteos acampaba en el Valle de Refaím. 14David estaba entonces en el refugio y la guarnición filistea estaba en Belén. 15David sintió sed y exclamó:
-¡Quien me diera agua, la del pozo junto a la puerta de Belén!
16Los tres campeones irrumpieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo, junto a la puerta de Belén, y se la llevaron a David. Pero David no quiso beberla, sino que la derramó como obsequio al Señor, diciendo:
17a-¡Líbreme Dios! ¡Sería beber la sangre de estos hombres, que han ido allá exponiendo la vida!
Y no quiso beberla*.
18Abisay, hermano de Joab, hijo de Seruyá, era jefe de los treinta. Blandiendo su lanza mató a trescientos, ganando renombre entre los treinta; 19destacó entre ellos; fue su jefe, pero no les llegó a los tres. 20Benayás, hijo de Yehoyadá, natural de Cabseel, era un tipo aguerrido, pródigo en hazañas. Mató a los dos moabitas, hijo de Ariel, y bajó a matar al león en la cisterna el día de la nieve. 21Mató también a un egipcio de gran estatura, que empuñaba una lanza: Benayas fue hacia él con un palo, le arrebató la lanza y con ella lo mató. 22Esa fue la hazaña de Benayas, hijo de Yehoyadá, con la cual ganó renombre entre los treinta campeones. 23Destacó entre ellos, pero no les llegó a los tres. David lo puso al frente de su escolta personal. 24Asael, hermano de Joab, era de los treinta.
Pertenecían al grupo de los treinta: Eljanán, hijo de Dodó, de Belén; 25Samá, el de Jarod; Elicá, el de Jarod; 26Jeles, el pelteo; Irá, hijo de Iqués, de Tecua; 27Abiézer, de AAnatot; Sibecay, el husita; 28Salmón, el ajojita; Mahray, de Netor; 29Jéleb, hijo de Baná, de Netof; Itay, hijo de Ribay, de Guibeá* de Benjamín; 30Benayas, de Piratón; Hiday, de Río Gaas; 31Abialbón, de Arabá; Azmaut, de Bajurín; 32Elyajbá, el saalbonita; Yasán; Jonatán, 33hijo de Samá, el ararita; Ajián, hijo de Sarar, el ararita; 34Elifélet, hijo de Ajasbay, de Maacá; Elián, hijo de Ajitófel, guilonita. 35Jesray, de Carmel*; Paray, de Arab; 36Yigal, hijo de Natán, de Sobá; Baní, el gadita, 37Sélec, el amonita; Najeray, de Beerot*, escudero de Joab, hijo de Seruyá, 38Irá, de Yatir; Gareb, de Yatir; 39Urías, el hitita. Total, treinta y siete.
Explicación
23,1-7 Hay bastantes razones para pensar que este poema es antiguo y aun original de David, y pocas en contrario. En la construcción del libro el oráculo tiene función conclusiva: el contexto de la próxima muerte de David es una indicación importante para explicarlo.
En cuanto a la forma se presenta como orácul; es decir, como enunciado profético; muy semejante en el comienzo a dos oráculos de Balaán, el adivino transformado en profeta por el poder de Dios (Nm 24). El v.2 aclara sin dejar dudas el carácter profético de la pieza.
Pero cuando leemos el contenido, nos sentimos transportados al mundo sapiencial de la reflexión humana con valor didáctico. Aunque esa reflexión esté iluminada por Dios de manera genérica, lo sapiencial es específicamente tarea humana diversa de la profética.
Sapiencial es la oposición de los destinos de justos y malvados, aunque el término común de malvado en tales contextos sea rasha´ y no beliya´ al como en el presente oráculo; el segundo término se encuentra en descripciones o series proverbiales como Prov 6,12ss; 16,27ss, en el espejo de príncipes (Sal 101,3), en las historias de Saúl y de David, en la oración davídica del capítulo 22 (= Sal 18). Sapiencial es la comparación del justo con imágenes de luz (Sal 112,4), y más aún la imagen del tamo o la paja (cfr. Sal 1), como ejemplo de plantas inútiles; el presente oráculo escoge la imagen de las zarzas, que en la literatura profética y en algún salmo (118,12) describe el enemigo. Muy sapiencial es el tono sentencioso de los dos enunciados contrapuestos. Y también es sapiencial la instrucción sobre el buen gobierno y sus consecuencias: por ejemplo, Prov 16,10-15; 25,1-7; 29,4.14.
En cuanto al verso 5, recuerda el oráculo de Natán, pero en sí no suena a enunciado profético (recordar una profecía no es en sí otra profecía). Entonces, ¿qué significa esa tensión entre la solemne introducción profética (más de un tercio del poema) y la común enseñanza sapiencial? David pudo resumir su larga experiencia y trasmitirla a sus sucesores sin necesidad de tanto aparato. ¿Cómo se consuma el salto de lo simplemente humano a lo formalmente inspirado?
"Los labios del rey son un oráculo (qosem)* dice Prov 16,10, aludiendo a ese conocimiento extraordinario que recibe el rey por su unción. Semejante texto puede suministrar un peldaño, pero no explica el salto. Ben Sira, un autor sapiencial, siente que "derramaré doctrina como profecía" (Eclo 24,33), pero se trata de un autor muy tardío, y no llega a la conciencia clara y categórica de David en el presente oráculo. Lo decisivo parece ser el momento final: David habla inspirado antes de morir, como Jacob (Gen 49), como Moisés (Dt 33), ocupando así un puesto junto a ellos.
En este momento recuerda rápidamente su historia: "Varón exaltado, ungido de Dios, cantado por el pueblo". En este momento se siente invadido por el espíritu del Señor para anunciar el futuro, que comienza en él. Se trata de su dinastía, por la cual penetra y continúa en el futuro: reafirmando la profecía de Natán, la trasmite como profeta a sus descendientes con autoridad divina, no como simple repetidor. La promesa dinástica levanta a esfera profética los elementos sapienciales; la promesa está vista como pacto, es decir con exigencias que condicional los dones. Si ha sido elegido rey, es para vivir como mediador de la justicia divina que da paz y bienestar a su pueblo; si los malvados dentro o fuera intentan turbar ese reino de justicia, el hierro y el fuego los consumirá. No tiene otro sentido su elección y sus victorias. Sólo en esas condiciones se transmitirá a sus sucesores.
Pero es un pacto eterno: David anuncia y desea el reino de justicia. Es su programa, su legado, su esperanza. Lo siente germinar en sí y prevé su crecimiento sin más detalles. De este modo el oráculo de David es "germinalmente" mesiánico: tocará a lectores posteriores, aleccionados por la historia e iluminados por Dios, ir descubriendo su sentido y hacer que siga creciendo hacia el futuro.
El ideal de justicia lo cantarán textos como el salmo 72. "Germen" se convierte en término mesiánico en Jr 23,5; 33,15; Is 4,2; Zac 3,8; 6,12 (al menos en la lectura posterior). Is 11,1-9 junta ambos motivos literarios. Entre los diversos pasos de Isaías Segundo podemos citar Is 45,8: "Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia".
El texto parece arcaico y su interpretación es dudosa en varios pasos.
23,1 El comienzo está regido por tres verbos pasivos, que hacen resaltar la pura actividad divina del v.2. Curioso resumen de una vida tan activa: está vista como arrastrada por dos polos, Dios y el pueblo. La última palabra del verso podría ser un nombre divino "Altísimo", "Excelso".
23,2 Véase, por ejemplo, Jr 1,9.
23,3 Hemos encontrado el título divino "roca" en el capítulo precedente: 22,3.32.47, y es frecuente en los salmos (por ejemplo Sal 19,15; 28,1; 62,3.7.8).
23,3b Justicia y temor de Dios también se unen en Is 11,2-3
23,4 Algunos cambian el texto y leen "hace brotar". La imagen presenta al gobernante cerniéndose sobre el campo de su reino, como un sol. En el campo de los ciudadanos honestos son la hierba que brota al calor del sol, o brilla fecunda por la lluvia, mientras que los malvados son los cardos que el sol seca y el fuego consume.
El soberano como sol benéfico será imagen mesiánica en Is 62.
23,5 "Formulado y mantenido" o bien, legítimamente otorgado y conservado.
23,6 Véase Sal 129,6-8.
23,7 Véase Is 7,23-24.
23,8-38 Siguen las listas comenzadas al comienzo del capítulo 21. Parece tratarse de una organización en el ejército de David, honorífica y real: lo muestra el título "Los tres", "Los treinta", que no corresponden al recuento exacto. Proceden de diversas partes del país y de otros países; la mayor parte son veteranos, de los tiempos en que David vivía en Gat o de sus luchas contra los filisteos.
23,9 1 Sm 17,1.
23,11 * = La Quijada.
23,12 * El v.13 va detrás del v. 17b.
23,13 Al comienzo de la siega ya hace calor en Palestina.
23,17a * v. 17b después del v.12.
23,17 La legislación israelítica prohíbe severamente beber la sangre de los animales (Lv 17,6); pero es claro que la frase tiene aquí un sentido humano nada legalista.
23,20 El texto hebreo es dudoso, otros leen "mató dos leones gigantescos en su guarida". Estas empresas cinegéticas se estimaban tanto como las hazañas de guerra.
23,25-39 La lectura de los nombres es dudosa en la tradición manuscrita y en las traducciones, y quizá no importe demasiado.
23,24 Véase 2 Sm 2,18-23.
23,27 Véase 21,8.
23,29 * = Loma.
23,34 Quizá el mismo de 15,12; 16,20 (traidor a David).
23,35 * = La Vega.
23,36 Quizá hijos de los dos profetas de David.
23,37 * = Pozos.
23,39 Véase capítulo 11.
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