martes, 15 de mayo de 2018

2 SAMUEL. CAPÍTULO 1

David llora la muerte de Saúl y Jonatán (1 Cr 10,1-12)


11Al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag. 2Al tercer día de la muerte de Saúl, llegó uno del ejército con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó cayó en tierra, postrándose ante David. 3David le preguntó:

-¿De dónde vienes?
Respondió:
-Me he escapado del campamento israelita.
4David dijo:
-¿Qué ha ocurrido? Cuéntame.
Él respondió:
-Pues que la tropa ha huido de la batalla, y ha habido muchas bajas entre la tropa y muchos muertos, y hasta han muerto Saúl y su hijo Jonatán.
5David preguntó entonces al muchacho que le informaba:
-¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?
6Respondió:
-Yo estaba casualmente en el monte Gelboé, cuando encontré a Saúl apoyado en su lanza, con  los carros y los jinetes persiguiéndolo de cerca; 7se volvió, y al verme me llamó, y yo dije: <<¡A la orden!>>. 8Me preguntó: <<¿Quién eres?>>. Respondí: <<Soy un amalecita>>. 9Entonces me dice: <<Échate encima y remátame, que estoy en los estertores y no acabo de morir>>. 10Me acerqué a él y lo rematé, porque vi que, una vez caído, lo viviría. Luego le quité la diadema de la cabeza y el brazalete del brazo y se los traigo aquí a mi señor.
11Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo. 12Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada.
13David preguntó al que le había dado la noticia:
-¿De dónde eres?
Respondió:
-Soy hijo de un emigrante amalecita.
14Entonces David le dijo:
-¿Y cómo te atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor?
15Llamó a uno de los oficiales y le ordenó:
-¡Acércate y mátalo!
16El oficial lo hirió y lo mató. Y David sentenció:
-¡Eres responsable de tu muerte! Pues tu propia boca te acusó cuando dijiste: <<Yo he matado al ungido del Señor>>.
17David entonó este lamento por Saúl y su hijo Jonatán, 18para que lo aprendieran los de Judá (así consta en el libro de Ysar):
19>><<¡Ay la flor de Israel,
herida en tus alturas!
¡Cómo cayeron los valientes!
20En Gat no lo contéis,
no lo pregonéis
en las calles de Ascalón;
que no se alegren
las muchachas filisteas,
no lo celebren
las hijas de incircuncisos.
21¡MOntes de Gelboé,
altas mesetas,
ni rocío ni lluvia
caiga sobre vosotros!
Que allí quedó manchado
el escudo de los valientes,
escudo de Saúl
no untado con aceite,
22sino con sangre de heridos
y enjundia de valientes.
¡Arco de Jonatán,
que no volvió atrás!
¡Espada de Saúl,
que no tornaba en vano!
23Saúl y Jonatán,
mis amigos queridos:
ni vida ni muerte
los pudo separar:
más ágiles que las águilas,
más bravos que los leones.
24Muchachas de Israel,
llorad por Saúl,
que os vestía de púrpura
y de joyas,
que enjovaba con oro
vuestros vestidos.
25¡Cómo cayeron los valientes
en medio del combate!
¡Jonatán, herido en tus alturas!
26¡Cómo sufro por ti,
Jonatán, hermano mío!
¡Ay, cómo te quería!
Tu amor era para mí
más maravilloso
que amoríos de mujeres.
27¡Cómo cayeron los valientes,
los rayos de la guerra
perecieron!"


Explicación



1 El anuncio de la derrota y muerte de Saúl es una narración que recuerda la relatada en 1 Sm 4, cuando Elí recibe la noticia de la muerte de sus hijos y de la ruptura del Arca.


El amalecita conoce la residencia de David y la hostilidad de Saúl; considera a David desertor de los suyos y vasallo fiel de los filisteos. La victoria filistea, la derrota de Israel, la muerte de Saúl y su heredero serán una buena noticia para David, merecedora de generosas albricias. Corre a ser el primero; lo cual indica que la noticia no ha llegado a territorio filisteo ni han comenzado los festejos ya narrados.

Se discute si la narración del mensajero es verídica o embustera. El amalecita trae las preseas reales: sólo puede haberlas recogido si ha llegado muy pronto al lugar donde murió Saúl, antes que otros, antes que los filisteos. David toma su narración por verídica y por ella lo sentencia y hace ejecutar. Por otra parte, el mensajero habla de la lanza, mientras que la precedente versión menciona la espada; él dice que Saúl "se volvió", cosa difícil si yacía atravesado. En caso de ser verídica nos presenta el final patético del rey: incapaz aun de morir, pidiendo como última limosna un golpe de gracia. La lanza que intentó atravesar a David contra la pared lo sujeta ahora a la tierra.

1,2 Es inverosímil esa rapidez del mensajero; la indicación "al tercer día" podría ser fórmula estereotipada. El autor subraya la rapidez de los sucesos y la simultaneidad de las batallas. La aparición del mensajero es espectacular, realzada con signos de luto; no necesita recomendaciones para obtener pronta audiencia.

1,4 Para el amalecita, Saúl es el rival de David, y Jonatán es el heredero; para David se trata del amigo íntimo y del Ungido del Señor.

1,9 Este verso es particularmente difícil, porque la traducción "estertores" es puramente conjetural.

1,12 El luto abarca a todos, rey, herederos y pueblo; la expresión "pueblo del Señor" podría entenderse en sentido restringido: "tropa, ejército del Señor", pero este sentido no es común.

1,13 Como hijo de emigrante avecindado en Israel disfrutaba de bastantes privilegios y estaba sometido a la legislación local.

1,14 Es el mismo argumento de 1 Sm 24 y 26: el Ungido es sacrosanto, intocable; matarlo es sacrilegio y merece pena capital. Según 1 Sm 26,10 "sólo el Señor lo herirá", en batalla o cuando le llegue la hora; el hombre no puede adelantar el plazo. Aunque David había invocado el juicio de Dios (1 Sm 24, 13.16), ahora no se alegra, como en caso de Nabal (1 Sm 25,39).

1,15-16 David venga la sangre de su pariente, de su soberano, del consagrado. Empieza a administrar justicia. Y ha de quedar bien claro que no se alegra de la muerte de Saúl.

1,17-27 El canto se llama en hebreo qina, es decir, elegía o lamentación; género bien conocido en la literatura israelítica, y que más tarde suele adoptar ritmo regular de fórmula 3 + 2 (acentos). La colección se llama en hebreo Libro del Justo (yashar), mencionada también en Jos 10,13; pero la traducción griega ha leído "libro del canto" (shir), o sea, colección de cantares. No hay razón para negarle a David la paternidad de esta elegía, por lo cual ocupa un buen puesto entre los antiguos poetas de Israel. El poema es un llanto, cuya tonalidad se escucha ya en esa especie de estribillo con que comienza. El poeta ve escenas de júbilo, y las conjura para que no sucedan turbando el luto; ve montañas regadas y caminos fecundos, y los conjura para que hagan luto con aridez perpetua. Acallado, poéticamente, el júbilo de las muchachas israelitas, y desahoga su dolor personal. De ahí la abundancia de partículas negativas ante verbos de acción, mientras abundan adjetivos y participios.

Una serie de asonancias y aliteraciones estilizan esta pieza, compuesta para la recitación oral, probablemente con acompañamiento. Las binas marcadas, geminadas o paralelismo, sirven aquí para prolongar la tristeza: lluvia y rocío, arco y espada, águilas y leones, sangre y grasa, amados y queridos. Si a Saúl lo lloran las muchachas, a Jonatán lo llora su amigo, con un amor más fuerte.

1,20 Gat y Ascalón representan a toda la Pentápolis filistea.

1,21 "Untado" es en hebreo lo mismo que ungido, y puede aludir a la unción de Saúl.

1,25 Cambiando levemente el texto, otros traducen "Jonatán, me aflijo por tu muerte", más cerca de la traducción griega.


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